Tras la publicación de la Ley de Industria con Cero Emisiones Netas (EU Net-Zero Industry Act en inglés), el Consejo de la Industria Química Europea (CEFIC) ha expresado, en palabras de su director general, Marco Mensink que la propuesta se trata más bien de “una Ley de Industria Cero” añadiendo que considera “muy poco probable” que cambie las reglas del juego de la competitividad de la industria europea, debido a que no analiza el problema desde la perspectiva empresarial e inversora y, además, no tiene en cuenta que el precio del gas en Europa es unas cinco veces mayor que el de Estados Unidos. “No es comparable con la Inflation Reduction Act (IRA) de EE.UU de ninguna manera”, indica.
El director general de CEFIC ha explicado que, la EU Net-Zero Industry en primer lugar, se focaliza demasiado en las inversiones de capital ignorando los incentivos para reducir los gastos operativos diarios, que es el estímulo que ofrece la Ley de Reducción de la Inflación de EE.UU, especialmente en hidrógeno y captura y almacenamiento de carbono: “Puedes invertir en un electrolizador pero no tendrás hidrógeno renovable si la electricidad que necesitas para producir hidrógeno es tan cara que el hidrógeno no se podrá comprar o se venderá dando pérdidas”.
En segundo lugar, señala CEFIC, que la ley IRA “atraerá a nuestros clientes – los productores de baterías, electrolizadores, productores de energías renovables- hacia Estados Unidos, quienes fabricarán tecnologías a partir de productos químicos producidos en Estados Unidos. Incluso si la EU Net-Zero Industry Act hace que vuelvan algunos de los clientes a Europa, importarán del extranjero los principales materiales que utilizarán, ya que se fabrican a un coste mucho más bajo”.
En tercer lugar, CEFIC destaca que la lista de tecnologías respaldadas por esta propuesta ignora en gran medida la descarbonización de la industria intensiva en energía y la dimensión circular de la misma: “No podemos alcanzar los objetivos climáticos para 2050 sin construir una economía circular competitiva con el uso de residuos, de CO2 capturado o de recursos renovables como materia prima, todas ellas formas efectivas de reducir las emisiones en todas las industrias, y de disminuir también la dependencia de Europa de la importación de materias primas”, indica Marko Mensink.
De esta forma, desde la Industria Química Europea se aboga por una política industrial integral que contemple:
- Una visión sectorial y holística de la transformación industrial como en la Hoja de Ruta de Transición para la industria química (Transition Pathway for the EU Chemical Industry en inglés), que recientemente ha publicado la Comisión Europea.
- El reconocimiento de las interdependencias entre las cadenas de valor y el papel que desempeñan los productos químicos, las materias primas y los procesos en la transición hacia una economía circular con cero emisiones netas.
- Acceso a la energía y a las materias primas a un precio competitivo. Dichas políticas deben estar respaldadas por acuerdos comerciales y una difusión global de materias primas.
- Centrarse en la competitividad de las exportaciones y el valor que éstas aportan a Europa, también en las Medidas de Ajuste en Frontera por Carbono
- Apoyo financiero viable, oportuno y accesible tanto para costes operativos como para las inversiones de capital para empresas de todos los tamaños (incluidas las PYMEs).